Aprendiendo a vivir sin fumar

GETAFE/Reportaje (28/11/2020) – “Creía que el tabaco era mi amante y ahora me doy cuenta de que es una pareja maltratadora”. Con esta contundente frase definía su relación con el tabaco uno de los pacientes de las terapias que la Asociación Española Contra el Cáncer imparte en Getafe. “Fumar no es un vicio, es una enfermedad”. ¿Quieres aprender a vivir sin fumar?

Con 42 años Sonia Torrubia no tuvo que enfrentarse al cáncer. “Me diagnosticaron cáncer de mama”. Como recuerda durante el tratamiento de quimio y radio en el Hospital de Getafe descubrió que la Asociación Española Contra el Cáncer proporcionaba terapias gratuitas a todo aquel que quisiera dejar de fumar. Ella había elegido luchar por vivir y no dudó en inscribirse a través de infocáncer.

Tras llamar al número gratuito 900 100 036 “comencé la terapia junto a un grupo maravilloso de personas”. Como explica el psicólogo del departamento de prevención y promoción de la salud de la Asociación Española Contra el Cáncer de Madrid “nuestros talleres tienen un componente médico y un componente psicológico. ¿Por qué? Mucha gente piensa que fumar es un vicio pero no lo es, fumar es una enfermedad que está compuesta de una parte que es la adicción, pero luego tiene un componente relacionado con el cambio de hábitos que se trabaja desde la psicología. ¿Cómo lo hacemos? A lo largo de 10 semanas preparamos a cada persona para que deje de fumar, le enseñamos qué hacer para no recaer y luego le preparamos para que no vuelvan a fumar nunca más”.

Sonia vivió su desenganche del tabaco “como una pérdida. Fue como si hubiese experimentado el fallecimiento de un ser querido. Sentí apatía, tristeza, malestar. Pasé mi propio duelo pero con la ayuda de mis compañeros de grupo fue más fácil que si lo hubiera intentado yo sola”.

“Solemos trabajar en grupos de 10 personas. Partimos del terror a dejarlo que sienten muchos de ellos. Piensan que van a enfermar, que no van a poder vivir, que les va a cambiar el ánimo… Les enseñamos a defenderse de las situaciones que nosotros llamamos de alto riesgo (ofrecimiento de tabaco por parte de amigos) y trabajamos cómo controlar el deseo y sobre todo, el no confiarse”, cuenta Benegas. “Cuántas veces hemos escuchado: “Pensé que por uno no pasaba nada y le abrí la puerta al resto”.

Ni fumar, ni vapear

Una vez realizado ese trabajo previo desde la terapia proponen a los asistentes elegir un Día D. “Es el día a partir del cual ya no vas a probar el tabaco nunca más. Ni el tabaco, ni las cachimbas, ni el vapeo“. Es algo muy simbólico la persona lo elige y se prepara para cuando llegue ese día”. Como explica Benegas “es importante eliminar una frase de nuestro cerebro que es Todo esto es fuerza de voluntad. No es verdad. Es como pasa cuando alguien tiene depresión, no le podemos decir si quieres sales, esto es una adicción y tienes que ayudar a su cerebro a superarla”.

“El hecho de que se trabaje en grupo es porque cuando hay que pelear se pelea mejor. Nosotros les animamos a que generen sus grupos de WhatsApp o Telegram pero nosotros no entramos. Funcionan como un sistema de apoyo muy potente. Porque puede ocurrir que alguien a las 3 de la mañana se sienta mal, lo escriba y alguien le responda”. Sonia corrobora la eficacia de estos grupos. “Para mí fue muy importante. Nos animábamos, hemos superado recaídas gracias a ese apoyo, etc.”.

Tras las 10 semanas de terapia, que concluyen con entre un 62 y un 80% de adicciones superadas “realizamos un seguimiento. Por ejemplo, nos llaman y dicen: Creo que voy a fumar este fin se semana. Lo que hacemos es recordarles lo que tienen que hacer y solo con esa conversación alivian la tensión”.

“Al final aprendemos a vivir sin fumar. Imagínate por un momento que durante toda tu vida has hecho algo como es llevarte un objeto a la boca, que encima es adictivo y los has hechos 20, 30, 40 veces al día. Ese gesto los has hecho asociado a sensaciones y momentos: tengo que pensar bien, estoy muy estresado, estoy a gusto y disfrutando… La medicación suaviza la abstinencia física pero la psicológica supone establecer unos mecanismos de control. En definitiva hay que aprender a vivir sin fumar, pero sin que cambie nuestra personalidad”.